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miércoles, 23 de octubre de 2013

Cómo tratar la Anorexia y la Bulimia



La anorexia y la bulimia son dos enfermedades que afectan a numerosos adolescentes hoy en día. Trastornos alimentarios que les llevan a distorsionar la visión de su propio cuerpo hasta verse con sobrepeso aunque estén en los límites de la delgadez.
La restricción del alimento (anorexia) o la ingesta incontrolada del mismo seguida de vómitos (bulimia) son las manifestaciones más claras de estas enfermedades de complejas causas. Poco pueden hacer los padres una vez que la enfermedad está en curso sino dar paso a los especialistas (psiquiatra y nutricionistas).
Ellos son los que, con nuestra ayuda, intentarán conseguir que nuestros hijos normalicen sus hábitos alimentarios, comiencen a recobrar su autoestima, reconozcan de nuevo su cuerpo y alejen de su pensamiento la idea de que la comida o el acto de comer es algo negativo.
Lo que sí podemos hacer es estar muy atentos a las características y los síntomas que estas dos enfermedades conllevan. Veámoslos:
·         La anorexia nerviosa. Suele surgir entre la pubertad y la adolescencia y, normalmente, se da más en chicas, principalmente porque éstas parecen preocuparse más por su apariencia física. No obstante, la enfermedad también crece entre los chicos.
El anoréxico suele ser una persona perfeccionista, obsesiva, dependiente y obediente. Normalmente, sobresale en sus estudios y suele tener una baja autoestima. Carece de dominio sobre su vida personal y comienza a controlar de forma obsesiva su apetito. La enfermedad hace que chicos y chicas se vean gordos aunque no lo estén.
·         La bulimia. Suele afectar a jóvenes de más edad (alrededor de los 17 años) y se caracteriza porque quienes la padecen suelen ser conflictivos, impulsivos y poco tolerantes a las presiones sociales, laborales, familiares....
Las personas bulímicas ingieren gran cantidad de comida de alto poder energético de forma incontrolada para vaciar después el estómago vomitando.
·         Es difícil aconsejar al respecto, fuera de acudir a un especialista. Sin embargo, hay algunas recomendaciones que pueden resultar de utilidad.



















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